Ciertamente, hay puertas en esta
vida que no deben abrirse, ya que una vez abiertas tal vez produzcan hechos,
acontecimientos y acciones que horrorizan y terminan por dañar la condición de
ser humano.
Entre esas puertas que no deben
abrirse está la puerta de la injusticia, la violencia y la anarquía. La
pregunta entonces podría ser: ¿Cuál es la llave para cerrar dicha puerta?.
A mi criterio la llave, el candado para ello es el continuo y permanente
respeto y observancia de la Constitución y las leyes.
En la historia de la
humanidad sobran ejemplos de terribles acontecimientos que son producto y
consecuencia de la violación Constitucional; tan solo por citar algunos de
ellos mencionaré el régimen Nazi, el Fascismo y las dictaduras militares que
sufrió Latinoamérica
Uno de los pilares del sistema democrático es la igualdad ante la ley,
es decir, que tanto el poderoso como el débil gozan de igualdad ante la misma,
lo que nos acerca un poco más al ideal de justicia, en tal sentido, los
políticos, quienes nos gobiernan y el ciudadano común están, por lógica,
sujetos al mismo principio. Pero la realidad de nuestro Departamento y de
nuestra Ciudad nos muestra con hechos que en efecto existen aquí ciudadanos de
primera y de segunda categoría. Aquí, el pobre y el débil pueden ser castigados
por la ley, mientras que los políticos y poderosos gozan de una increíble y
repugnante impunidad.