miércoles, 11 de julio de 2018

EL SINDICALISMO: UN CAMINO POSIBLE

El movimiento sindical o sindicalismo es la parte del movimiento obrero que se organiza mediante sindicatos, un tipo de organización que reúne a los trabajadores a partir del trabajo que desempeñan con el fin de defender sus intereses comunes ante los empleadores y los gobiernos, aparecida en el Siglo XIX.


Sindicato y gremio son palabras habituales para designar las organizaciones de los trabajadores con el fin de representar colectivamente los intereses de la clase obrera.

Se caracteriza por el aspecto colectivo de su actuación. En los conflictos laborales, el movimiento sindical suelen recurrir a la huelga (sectorial o general), como mecanismo colectivo de presión. El movimiento sindical utiliza la negociación colectiva cuando articula sus reclamos con las patronales, y el dialogo social cuando interactúa de manera tripartita o multipartita con el Estado. Cuando concluye acuerdos con las patronales toman la forma de convenios o contratos colectivos de trabajo.

En definitiva la organización de trabajadores nace casi simultáneamente con la revolución industrial, dando así origen a un nuevo tipo de sociedad que pese a los cambios prácticamente se ha mantenido hasta nuestros días.

Simplificando aún más los conceptos, podemos decir que básicamente los Sindicatos son la línea de defensa de los trabajadores que de manera organizada luchan para defender y en la medida de lo posible ampliar sus derechos.

En nuestro país, nos encontramos con una sociedad en crisis, con un Estado que no solo no defiende los intereses del pueblo, sino que, actúa como un agresor despiadado y rapaz de la gran mayoría de sus habitantes. El continuo deterioro de las Instituciones tanto públicas como privadas han ido paulatinamente erosionando el tejido social, económico y político del país. Los responsables de tal terrible situación es la clase dirigente como ya se ha explicado en otros artículos.

La pregunta que como argentinos debiéramos hacernos es ¿A caso en un País en completa ruina, existe alguna luz de esperanza para terminar con la miseria, el hambre y la injusticia?.

En tal sentido e intentando responder a dicha pregunta, podría decir que sí existe una luz de esperanza, que, aunque muy pequeña y tenue aún, puede ser la luz que nos guie hacia el despertar de la conciencia y el renacer de una nueva sociedad más libre justa y soberana.


Quizás, en estos momentos tan terribles que vive nuestra nación y su pueblo, el Sindicalismo pueda levantar nuevamente las banderas de la Justicia Social, la Soberanía Política y la Independencia Económica. Después de todo, los trabajadores, la clase obrera, los “descamisados” son los auténticos herederos del legado del General Perón y de Evita. Por supuesto, no es una tarea fácil, pues, ha sido en gran medida la propia dirigencia sindical la responsable por acción u omisión del desastre nacional, de la miseria y el hambre del pueblo.

Como lo expresó Eva Perón: “…La obra del general Perón a favor de la clase trabajadora, en pos de la libertad económica y de la soberanía de nuestra patria, es demasiado grande para que la comprendan los espíritus mediocres y mezquinos. La obra del general Perón se agiganta a la distancia y la comprenden los humildes porque ellos son los que con su trabajo, su sacrificio y su dedicación construyen la grandeza de la Argentina…”

En la actualidad, el Sindicalismo y la actual dirigencia sindical, tienen la responsabilidad histórica de enmendar la espantosa realidad que viven millones de argentinos, deben hacerlo con decisión y voluntad, pero, la voluntad por sí sola no es ni será suficiente, se necesita también conocimiento, creatividad y grandeza de espíritu, despojándose de todo egoísmo particular en la consecución de la grandeza de la Patria, dando espacio a dirigentes con valores y principios pero también con los conocimientos suficientes  para lograr con éxito la reconstrucción nacional, la dignificación de los trabajadores y la felicidad del pueblo.


En un mundo globalizado y en permanente cambio el nuevo Sindicalismo debe asumir un nuevo rol, un nuevo tipo de organización que le permita dar soluciones y respuestas acordes a los nuevos desafíos. Resulta evidente que no tiene razón de ser el Sindicalismo sin trabajadores y, en un país donde el desempleo ronda los dos dígitos y sigue en aumento, el empleo informal del 34,2%, la pobreza es superior al 30% y la indigencia superior al 10%, bien podríamos preguntarnos ¿Para qué necesitamos sindicalistas?. Esa debiera ser la primer pregunta a responder por la dirigencia sindical de nuestro país, a partir de allí y dependiendo de cuál sea la respuesta se puede comenzar la reconstrucción.


Como ya se mencionó anteriormente, la reorganización sindical por si sola es necesaria mas no suficiente, se requiere de una visión geopolítica y conocer hacia donde evoluciona el mundo, teniendo en cuenta los modelos de producción que son exitosos en otros países para poder armonizar el sindicalismo con un modelo productivo. Como ya lo dijo el General Perón: “…¿QUE QUIERO? ¿ADONDE VOY? Cada hombre debe hacerse antes de la acción una pregunta: "¿Qué quiero? ¿A dónde voy? ¿Qué es lo que busco?" Cuando haya aclarado eso, se le habrá aclarado totalmente el panorama todo lo subordina a esa necesidad y trabaja para ella…”

En otras palabras debe tenerse muy en claro que modelo de nación deseamos, un modelo agro-exportador, una nación industrializada o peor aún el modelo actual que sólo fabrica pobres e indigentes.

Algunos de los elementos a tener en cuenta son por ejemplo los diferentes modelos de producción industrial que son técnicas utilizadas en el sistema fabril para conducir mejor las operaciones realizadas en sus líneas de montaje. Se trata de una estrategia realizada por aquellos que detentan la posesión de los medios de producción.

Entre los modelos de producción encontramos:

El taylorismo (término derivado del nombre del estadounidense Frederick Winslow Taylor), en organización del trabajo, hace referencia a la división de las distintas tareas del proceso de producción. Fue un método de organización industrial, cuyo fin era aumentar la productividad y evitar el control que el obrero  podía tener en los tiempos de producción. Está relacionado con la producción en cadena.

El Fordismo se refiere al modo de producción en cadena que llevó a la práctica Henry Ford; fabricante del famoso modelo T. Este sistema que se desarrolló entre fines de la década del 30 y principios de los 70, creo la cadena de montaje, maquinaria especializada y usó un número elevado de trabajadores con altos salarios.

El toyotismo corresponde a una relación en el entorno de la producción industrial que fue pilar importante en el sistema de procedimiento industrial japonés y coreano, y que después de la crisis del petróleo de 1973 comenzó a desplazar al fordismo  como modelo referencial en la producción en cadena. Se destaca de su antecesor básicamente en su idea de trabajo flexible, aumento de la productividad a través de la gestión y organización (just in time) y el trabajo combinado que supera a la mecanización e individualización del trabajador, elemento característico del proceso de la cadena fordista.

El Volvismo es un modelo de organización del trabajo, creado por el ingeniero indio Emti Chavanmco, en la década de 1960, la planta de Volvo en la ciudad sueca de Kalmar. Posteriormente, también fue implantado en las plantas de las ciudades Torslanda (1980-81) y Uddevalla (1988), también en Suecia. Es un post- modelo fordista que reconcilia los aspectos tecnológicos como humanos presentes en el sistema de producción.

Incuso en la actualidad, el mundo se encamina hacia nuevas formas de producción y organización laboral.

En cuanto a la reorganización sindical, también deberían tenerse en cuenta los modelos que han sido más exitosos y beneficiosos para los trabajadores, los empresarios y el Estado.

Solo por mencionar algunos, podemos hacer referencia al modelo de organización sindical de Suecia que permitió  un mercado laboral con reglas claras, altos niveles de paz laboral y responsabilidad salarial y otorga confianza a todas las partes involucradas.

En tal sentido un modelo a tener en cuenta es el modelo alemán, que ha permitido a este país ser el motor económico de Europa y conquistas salariales y sociales para los trabajadores. En estos momentos en el mundo del trabajo existen nuevas tendencias, por ejemplo, los trabajadores lograron reducir la semana laboral a 28 horas y fue logrado por IG Metall, el mayor sindicato alemán, que representa a 2.700.000 operarios e ingenieros del sector metalúrgico. El convenio refleja un cambio en la mentalidad de la clase obrera y los empleadores de Alemania. El reconocimiento de que hace falta un mayor equilibrio entre la carga laboral y la vida familiar. La principal demanda de IG Metall era reducir las horas semanales para permitir a los obreros cuidar de sus hijos o parientes ancianos o enfermos.



La responsabilidad de la dirigencia sindical es enorme en este momento histórico y es al mismo tiempo la posibilidad de demostrar lealtad hacia el movimiento y hacia los trabajadores. El sindicalismo no sólo debe reasumir la defensa de los trabajadores sino también de aquellos que han quedado excluidos y marginados  del sistema, porque de lo contrario como lo dijo el General: “…El pueblo marchará con los dirigentes a la cabeza o con la cabeza de los dirigentes…”.

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