Cuando
se habla de crisis energética en un país, muchas personas en realidad
desconocen el verdadero significado que representa dicho termino. Para comenzar
diremos que “crisis energética”, se
define como una gran carestía (o
subida del precio) en el suministro
de fuentes energéticas a una economía.
Normalmente hace referencia a una
reducción de la disponibilidad de petróleo, electricidad u otros recursos
naturales. Las crisis energéticas, a menudo repercuten en el resto de la
economía pudiendo ocasionar incluso una recesión económica. ¿Pero que es una
recesión? Una recesión es un decrecimiento de la economía, de la
producción, del producto interno bruto de
un país. Cuando la economía, no solo deja de crecer, sino que se presenta un
crecimiento negativo, una disminución sustancial en la producción, estamos ante
una recesión económica, que si es muy prolongada, se considera una depresión.
Por
lo tanto como vemos, la “crisis energética” no solo afecta a los usuarios, es
decir, a todos nosotros los ciudadanos con apagones y racionamiento, los
efectos negativos son aún mucho mayores, pudiendo llegar a desencadenar una
crisis económica severa en el país y, en el mejor de los casos, la economía
nacional no registrará crecimiento alguno.
Según
las informaciones y comunicados del gobierno nacional, la “crisis energética”
que atraviesa el país fue causada por los efectos del cambio climático, en este
caso, el “fenómeno del Niño” y también por la falta de previsión del gobierno
nacional en materia energética.
La
pregunta que debería hacerse todo ciudadano del país sería la siguiente: ¿Era difícil prever un fenómeno natural
como el del “Niño”? y ¿Hubo previsión
por parte del Estado?.
Con
respecto a la primer pregunta, deberíamos traer a la memoria la crisis
energética de Colombia de 1992, esta crisis se presentó durante el gobierno de
Cesar Gaviria entre el mes de Mayo de 1992 y Febrero de 1993, en dicha
oportunidad la causa de la crisis energética fue el “fenómeno del Niño”, que
causó la baja en los niveles de los embalses generadores de energía hidroeléctrica y
una crisis en la empresa de servicios públicos del Estado llamada Interconexión
Eléctrica S.A. (ISA). Durante ese mismo periodo otros hechos de corrupción
salieron a la luz en electrificadoras como El Guavio y TermoRío.
Como
vemos, los hechos prácticamente son los mismos casi un cuarto de Siglo después;
se repite el fenómeno del Niño y los groseros hechos de corrupción en el sector
energético, claro, esto agravado por el hecho de que se ha realizado una
planificación e incluso millonarios gastos que, como es muy frecuente, no se
sabe dónde se realizaron pues los resultados están a la vista.
Solo
como un dato más, existe un Plan
Energético Nacional 2006-2025, un extraordinario título para una novela de
ciencia ficción ya que no existe tal Plan. Pero solo para matar la curiosidad
de nuestros lectores destacaremos algunos párrafos de esa excelente obra de
ciencia ficción que bien podría haber ganado algún premio internacional.
De
acuerdo al mencionado Plan: “…Las proyecciones de la demanda de la
energía eléctrica señalan que la tasa de crecimiento en el horizonte de
proyección evolucionará a un ritmo inferior que el PIB, lo cual sugiere
procesos de sustitución y de mayor eficiencia, acentuados desde 1997. Se estima
que la tasa de crecimiento interanual alcance el 3.3% en el intervalo de
análisis…”.
“… presenta la evolución de los requerimientos
de demanda de electricidad en forma sectorial. Se aprecia un crecimiento
importante del sector comercial ganando 15 puntos porcentuales en la
participación relativa de la demanda eléctrica. El sector residencial disminuye
su participación en el periodo, aun cuando su tasa de crecimiento promedio
anual se aproxima al 1.7%. El sector comercial alcanzará las mayores tasas de
crecimiento que en promedio anual representan el 6.5% en el periodo 2006-2025,
seguido del sector industrial cuyo crecimiento anual oscila en los 3.2%,
mientras que el sector residencial disminuye su participación en el periodo de
análisis…”
Como
podemos observar, resulta muy fácil llegar a las siguientes conclusiones, en
primer lugar y respondiendo a una de las preguntas antes formulada, el fenómeno
natural no solo se podía prever, sino que, ya había sucedido 24 años antes. En segundo
lugar, sí hubo previsión por parte del Estado, sí se efectuaron análisis y
hasta planes para mantener y mejorar el sector energético en Colombia, pero, al
igual que paso casi un cuarto de siglo antes, la corrupción hizo imposible
evitar la crisis energética que padecemos hoy. Pero entonces, ¿Quiénes son los responsables?, por desgracia en estos casos donde
la corrupción es tan generalizada y está enquistada en prácticamente todos los
niveles del Estado, resulta difícil encontrar los responsables.
¿Será
que la corrupción una vez que se enquista en el Estado es imposible de extirpar?, ¿Será
que basta con la voluntad de algunos para devolver la virtud a la cosa pública?, Quizás sea una eterna lucha, como
aquella que se libra en el alma de las personas, donde el bien y el mal
batallan día a día sin que ninguna pueda vencer definitivamente. Tal vez la
escritora, novelista y periodista Taylor Caldwell tenía razón “…Lo
que él no sabía es que las naciones nunca se apartan de los abismos, porque
todavía se aferraba a sus ilusiones y seguía creyendo que una nación corrompida
podía volver a ser pía y virtuosa sólo con que "el pueblo lo
quisiera". (...) La corrupción es irreversible cuando ha llegado a pudrir
el alma de una nación...”
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