domingo, 18 de marzo de 2018

AMOR Y PODER: RELACIONES PELIGROSAS

La palabra Poder viene del latín vulgar Posere y éste de Posse, Potis de raíz Indoeuropea “Poti”: (amo, dueño, esposo).
En cuanto al “Poder” desde la perspectiva de la sociología, el término es sinónimo de fuerza, capacidad, energía o dominio, puede referirse a:
La capacidad de ejercer un dominio hegemónico sobre uno y/o varios individuos; La habilidad de influir sobre uno y/o varios individuos; Indicar la autoridad suprema reconocida en una sociedad.

En política y sociología, el poder puede ser percibido ocasionalmente como hegemónico y autoritario, aunque el ejercicio del poder de una manera o de otra es aceptado en todas las sociedades humanas. Ha existido cierto debate sobre cómo definir exactamente poder, por lo que diversos autores han propuesto definiciones diferentes.

La palabra “Amor” viene del Latín Amor, la palabra latina se relaciona con una raíz Indoeuropea “Amma” (voz infantil para llamar a la madre), presente también en el verbo latino Amare. De la raíz “ammare” mas el sufijo “or” proviene la palabra “Amor”.

Otra teoría sostiene que la palabra “Amor” es una palabra compuesta del Latín, donde a significa sin y mor es una contracción de la palabra mortem que significa muerte, entonces, “Amor” quiere decir “sin muerte”, por lo tanto el amor es vida o eternidad.

En español, la palabra amor (del latín, amor, -ōris) abarca una gran cantidad de sentimientos diferentes, desde el deseo pasional y de intimidad del amor romántico  hasta la proximidad emocional asexual del amor familiar y el amor platónico, y hasta la profunda devoción o unidad del amor religioso. En este último terreno, trasciende del sentimiento y pasa a considerarse la manifestación de un estado del alma o de la mente, identificada en algunas religiones con Dios mismo o con la fuerza que mantiene unido el universo.
A partir de este momento, podríamos plantearnos algunas cuestiones. ¿El amor y el poder son fuerzas opuestas?, ¿Pueden coexistir ambas simultáneamente?.

Pues bien, al respecto existen diferentes teorías que a priori, parecerían contradictorias, pero, que,  como veremos después de exponerlas brevemente, quizás podremos llegar a una conclusión que de alguna manera sea la síntesis entre ambas tesituras.

El psicólogo inglés R.V. Sampson dejó plasmado en su libro Igualdad y Poder (1963), que toda teoría política se funda en la psicología. Por ello, plantea que el “poder” es inherente a la naturaleza humana y que además guarda una íntima relación con el “amor” como su contraparte. Tanto el amor como el poder son polos opuestos, en dirección a uno de ellos se debate la voluntad de las personas, ya sea que tiendan hacia los sentimientos de amor o de poder, esto es, las cosas se quieren por amor o por poder. En otras palabras, esto significa que  las personas buscan dirigir sus vidas y sus relaciones interpersonales en dirección al amor o en dirección al poder.


El autor agrega que el “amor y el poder” son dos fuerzas contrarias y que es imposible que ambas se desarrollen al mismo tiempo en una persona, ya que cuando se desarrolla la capacidad del poder debilitamos la capacidad de amar y cuando se desarrolla la capacidad de amar se afecta la capacidad del poder.

Cuando las fuerzas del amor triunfan sobre las fuerzas del poder, prevalece la igualdad entre los seres humanos y ello nos conduce al bienestar humano. Por otra parte, cuando la fuerza del poder domina a las fuerzas del amor, las relaciones entre las personas se caracterizan por la dominación y la servidumbre, mismas que nos llevan al sufrimiento y al conflicto.

Para Sampson el poder es irracional. Quienes se encuentran en la cúspide del poder difícilmente muestran entusiasmo por algo diferente a mandar. En su egocentrismo llevan su propia perdición, es el afán de competir y ser superior a sus oponentes lo que les motiva a realizarse como personas del poder, a pesar de enfrentar en esta posición sus propias contradicciones y dificultades entre lo que es su persona humana y el poder que representan, por lo tanto, las personas con poder inevitablemente tienden a la tiranía.

Desde el punto de vista de la teoría de Sampson, no se niega la existencia de líderes en quienes la fuerza predominante es el amor, pero, sí se evidencia que tales casos son excepcionales a lo largo de la historia de la humanidad.

Podríamos decir que de manera muy sintética el cantante Jimi Hendrix en una de sus frases expone la idea central de la teoría de Sampson cuando dijo: “…Cuando el poder del amor supere el amor al poder, el mundo conocerá la paz…”.

Refiriéndose al mismo tema, el autor  Adam Kahane plantea en su libro la idea de que el amor y el poder, en realidad no son polos opuestos, sino, que, por el contrario son dos fuerzas complementarias y que ambas por separado son perjudiciales.

Básicamente en su libro expone dos maneras extremas comunes de enfrentar los desafíos sociales. La guerra agresiva y la paz sumisa. Ninguna de estas dos maneras funciona. Sostiene que podemos intentar lograr lo que queremos, usando armas o dinero o votos, sin importar lo que quieren los demás, pero inevitablemente los demás responden y resisten. O podemos tratar de no presionar a nadie, pero esto deja la situación tal como está.

Estas maneras extremas son demasiado comunes, en todas las escalas, desde lo individual, lo social, lo nacional y lo internacional. Agrega que hay muchas excepciones a estas generalizaciones acerca de la prevalencia de estas maneras extremas, pero el hecho de que éstas son excepciones confirma la regla general. De acuerdo a su visión, lo que se necesita son maneras diferentes y poco comunes de hacer frente a los cambios sociales: maneras que vayan más allá de estas formas degenerativas de guerra y paz.

Desde su perspectiva para crear una nueva realidad social y política debemos trabajar con dos fuerzas fundamentales y distintas que están en conflicto: el poder y el amor.

Para Kahane, el poder es la energía de todo ser viviente para desarrollarse con intensidad y amplitud crecientes. El poder en este sentido es la fuerza para lograr nuestro propósito, para llevar a cabo nuestro trabajo, para crecer, mientras que el “amor” es el impulso hacia la unidad de lo separado. En este sentido, el amor es la fuerza que reconecta e integra aquello que está fragmentado. Estas dos formas de considerar el poder y el amor, más que las ideas comunes del poder opresivo y del amor romántico, están en el núcleo del libro de Kahane.

En palabras del autor, es difícil trabajar con el poder y el amor porque cada uno de ellos tiene dos lados. El poder tiene un lado generativo y un lado degenerativo, así mismo,  el amor también tiene un lado generativo y un lado degenerativo.

En definitiva el amor es lo que hace al poder generativo en vez de degenerativo. El poder es lo que hace al amor generativo en vez de degenerativo. El poder y el amor, por lo tanto, se complementan. El uno necesita del otro a fin de alcanzar su potencial máximo.

El psicólogo Rollo May advirtió acerca de los peligros de desconectar el poder (al que se refería como voluntad”) del amor. “El amor y la voluntad”, escribió, “…Son interdependientes y van de la mano. Ambos pueden ser procesos conjuntos del ser una manera de influir en los demás, de moldear, de formar, de crear la conciencia de los demás. Pero esto sólo es posible, en un sentido anterior, si al mismo tiempo uno se abre a la influencia de los demás. La voluntad sin amor se convierte en manipulación y el amor sin voluntad se convierte en sentimentalismo…”.

El poder sin amor es irresponsable y abusivo. El poder desprovisto del amor puede ser en el mejor de los casos “insensible”, y en el peor de los casos “opresivo” e incluso “genocida”. Respecto del amor continúa diciendo que el amor sin poder es “sentimental” y “anémico”, el amor desprovisto de poder es en el mejor de los casos  “ineficaz” y en el peor de los casos reforzará engañosamente el status quo.

El poder sin amor produce guerras de tierra arrasada que destruyen todo lo que más queremos. El amor sin poder produce paz sin vida y nos deja estancados en el mismo lugar. Ambos resultados son terribles. Necesitamos encontrar un camino más efectivo.

Pensadores como Carl Jung dudan incluso de si es posible que estas dos fuerzas coexistan en la misma persona: “…Donde reina el amor, no existe la fuerza de voluntad; y donde la fuerza de voluntad es soberana no hay amor…”.

Adam Kahane afirma; “…He visto muchos ejemplos de poder irresponsable y abusivo sin amor, y muchos ejemplos de amor sentimental y anémico sin poder. He visto muchos menos ejemplos de poder con amor. Muy pocos de nosotros somos capaces de emplear el poder con amor. Si queremos tener éxito en la co-creación de realidades sociales nuevas, no podemos elegir entre el poder y el amor. Debemos elegir ambos…”.


Como hemos visto, algunos pensadores sostienen que el amor y el poder son fuerzas opuestas mientras que otros plantean que por el contrario son fuerzas complementarias, aunque, reconociendo que es muy difícil la combinación de ambas.

En este punto, aun sin saberlo a ciencia cierta, prefiero pensar que amor significa “vida” y quien ama vive mientras que aquellos que son incapaces de amar mueren en vida a veces sin darse cuenta de ello. Prefiero creer que la fuente de todo lo creado es Dios que es amor y por lo tanto es vida.

Quizás corriendo el riesgo de estar equivocado, como sostengo que Dios es principio y fin, siendo Dios amor, entonces el amor fue primero que el poder y por lo tanto si buscamos crear una nueva sociedad debemos evolucionar pasando de una sociedad basada en relaciones de poder a una sociedad basada en el poder del amor.


Descubrir si el “amor” y el “poder” son fuerzas opuestas o si por el contrario son fuerzas complementarias que se necesitan mutuamente, es tarea del lector. Desde mi perspectiva, creo que más bien se trata de establecer una jerarquía de principios y valores, de una búsqueda interior que nos debe llevar a ser imagen y semejanza del creador, y si nuestro creador es amor, debemos inclinarnos siempre hacia el amor que lo demás llegará por añadidura.


“…Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor…”. 1.Corintios 13:13.

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