sábado, 10 de diciembre de 2016

LA POLÍTICA: EL BASTIÓN DE LOS PSICÓPATAS

         
Muy a menudo la sociedad o gran parte de la misma se hace las siguientes preguntas: ¿Qué les sucede a los políticos? , ¿Por qué son tan indolentes?, ¿porque sólo piensan en su bienestar?, ¿Por qué son tan corruptos? entre otras. Pues bien, en algunas oportunidades se trata de explicar que en realidad los políticos no llegan en un platillo volador y ocupan los cargos, los políticos surgen de la misma sociedad y cuando llegan a puestos de gobierno simplemente actúan como lo harían en otros ámbitos sociales, las virtudes o defectos, los buenos hábitos o las malas costumbres son en realidad el resultado de su educación y del proceso de socialización en el que se han desarrollado, aprendido y adoptado ciertas pautas de comportamientos.

          A lo largo de la historia escritores y pensadores se han ocupado del tema, siempre desde el punto de vista de la filosofía, la ética, el derecho o la sociología. Sin embargo, desde ya hace varias décadas, la psicología y particularmente la psicología social han abordado la problemática desde otra perspectiva, realizando un gran aporte. En los últimos años, han surgido nuevas teorías provenientes del campo psiquiatría y, es precisamente de ésta última corriente de pensamiento desde donde intentaremos arrojar luz respecto de la conducta errática de la mayoría de los políticos.


          Los psicópatas siempre han causado fascinación y curiosidad, quizá, por la sencilla razón de lo fácil que se mezclan en nuestra sociedad, lo difícil que resulta identificarlos a priori, pero, también, porque sus rasgos y comportamientos son dañinos para el resto de la sociedad.

          Por supuesto que existe el estereotipo del clásico psicópata que generalmente vemos en las películas o en las noticias. Un psicópata mundialmente conocido fue el asesino serial que durante los años ´70 y ´80 aterrorizó a los Estados Unidos, estamos haciendo referencia al psicópata y asesino serial Ted Bundy. Sin embargo, lo muy pocas personas saben es que no todos los psicópatas son asesinos seriales, la gran mayoría de los psicópatas son personas que viven y se desenvuelven en la sociedad sin dañar al resto de las personas, al menos, no en forma física, a este tipo de psicópatas se les denomina psicópatas integrados. Los rasgos más importantes que identifican a un psicópata son: Incapacidad para sentir empatía, alto nivel de egocentrismo, incapacidad para crear “planes de vida”, presencia de conductas antisociales sin un motivo que la justifique, incapacidad para sentir remordimientos, mentir casi de forma constante y por supuesto, incapacidad para amar.

          Un dato curioso fue el estudio que se hizo de la personalidad del criminal Ted Bundy estando en prisión, la investigación reveló, entre otras cosas, la capacidad que tenía éste asesino serial para identificar y saber quién era una “buena” victima con tan sólo observar la forma de andar de la misma. A partir de ahí, se disparó una gran interrogante: ¿los miles de psicópatas integrados en la sociedad, tendrían también la habilidad de reconocer una “buena” victima?.

          Años más tarde, la Investigadora Ángela Book, decidió llevar a cabo dos experimentos. El primero de ellos consistía en realizar un test de psicopatía a un grupo de estudiantes y luego dividirlos en dos grupos; el grupo A) aquellos cuyo nivel de psicopatía era más bajo y, B) aquellos con mayor nivel de psicopatía, a continuación les hicieron observar una serie de personas a quienes debían identificar como “vulnerables” (estas personas previamente debían responder dos preguntas: 1) ¿Ha sido víctima de algún acto en el pasado? Y 2) Si es así, ¿Cuántas veces ha ocurrido?. Finalmente los resultados arrojaron un dato sorprendente; Los estudiantes que habían acertado más evaluando la vulnerabilidad de los sujetos, eran también los que habían puntuado más alto en la escala de psicopatía. Tiempo después, la investigadora decidió replicar el experimento, pero esta vez, con psicópatas diagnosticados clínicamente que residían en una prisión de máxima seguridad. Los resultados demostraron que fueron capaces de especificar que la “vulnerabilidad” la percibían justamente por la forma de andar, y no por otros factores.

          En otro experimento similar, el investigador Kevin Dutton, quedó impresionado con los resultados: Más del 70% de los que puntuaban muy alto en la Escala de Informe de psicopatía detectaron correctamente a la persona que escondía el pañuelo. Frente al 30% de los que puntuaron bajo.

       
  Los psiquiatras e investigadores concuerdan en que la psicopatía es un trastorno antisocial de la personalidad. No es en sí una enfermedad sino más bien una “forma de ser” para este trastorno no se conoce cura posible. El psicópata no tiene la capacidad de sentir emociones, suele simularlas para conseguir beneficios. No se suelen adaptar a las normas, son impulsivos, deshonestos, y muestran despreocupación por la seguridad. Por lo general suelen ocupar puestos donde se requiere la habilidad de tomar “decisiones objetivas, frías, desapegadas de sentimientos, drásticas o duras”.

          Al respecto el periodista británico J. Ronson sostiene que cuanto más se asciende en la escala social, mayor será el número de sociópatas que se encuentran. Y esto es así, según la doctora Martha Stout, de la facultad de medicina de Harvard porque los psicópatas son mucho más eficaces a la hora de ascender en la escala social. Un campo donde los psicópatas se desenvuelven con mayor facilidad es sin duda el mundo de la política. Los polí­ticos son generalmente psicópatas, por una sencilla razón: el psicópata ama el poder. La gran victima de estar dirigidos por psicópatas, es la sociedad.


          El profesor e investigador Robert Hare a quien haremos referencia más adelante, inventor de  un test para detectar psicópatas dijo en  una ocasión: “…Los psicópatas de a pie destruyen familias. Los psicópatas corporativos, políticos y religiosos destruyen economías y sociedades enteras…”.

         
En resumidas cuentas, finalmente, la ciencia ha arrojado una esclarecedora luz acerca del comportamientos de la mayoría de los políticos, es decir, que no sólo nuestra sociedad sino muchas sociedades están gobernadas por psicópatas. En algunas pocas sociedades y Estados estas conductas psicopáticas son menos acentuadas porque de alguna manera quienes llegan a las instancias de poder no son en su mayoría psicópatas.

          Hace ya algún tiempo, un político e investigador británico llamado David Owen, realizó un estudio respecto a la conducta de los políticos y formuló una interesante teoría que afirma que todos los políticos en determinadas circunstancias pueden sufrir lo que denominó el  “Síndrome de Hybris”.

          Hybris  es un término cuyo significado más básico se desarrollo en la antigua Grecia como descripción de un acto. Un acto de “Hybris” era aquel en el cual un personaje poderoso, con desmesurado orgullo y confianza en sí mismo, trataba los demás con insolencia y desprecio. Era una diversión usar su poder para tratar así a los otros, pero esta deshonrosa conducta era severamente censurada en la antigua Grecia.

          En tal sentido, Platón afirmaba: “…Si se trata de un deseo que nos arrastra irracionalmente a los placeres y nos gobierna, se llama a este gobierno intemperancia (Hybris)…”. Aristóteles agrega: “…Que el placer que alguien busca en un acto de hybris se encuentra en mostrar superioridad: por esta razón los ricos y los jóvenes son proclives a insultar (Hybristai, es decir, insolentes), pues piensan que cometiéndolos, se muestran superiores…”.

     
    D. Owen, sostiene que se trata de un síndrome que puede sobrevenir a cualquiera que se haga con una cuota de poder. Para el autor, es necesario que la persona cuente con tres o cuatro síntomas de una lista de catorce puntos para confirmar el diagnóstico. Entre los síntomas que evidencian las personas con el síndrome de Hybris podemos encontrar:
1)    Preocupación desproporcionada por la imagen y la presentación.
2)    Una forma mesiánica de hablar de lo que están haciendo y una tendencia a la exaltación.
3)    Una identificación de sí mismos con el Estado hasta el punto de considerar idénticos los intereses y perspectivas de ambos.
4)    Tendencia a hablar de sí mismos en tercera persona o utilizando el mayestático “nosotros”.
5)    Excesiva confianza en su propio juicio  y desprecio del consejo y la crítica ajenos.
6)    Creencia de ser responsables no ante un tribunal terrenal o la opinión pública, sino ante un tribunal mucho más alto: la historia o Dios

          El síndrome de Hybris tiene la singularidad de que no debe ser considerado como un síndrome de personalidad sino como algo que se manifiesta en cualquier político pero solamente cuando está en el poder. Entre los factores externos que de alguna manera fomentan el síndrome podemos mencionar éxito en la consecución y conservación del poder, contexto político con limitaciones mínimas al ejercicio de la autoridad personal por parte del político, y finalmente el tiempo en el que el político permanece en el poder.

          Finalmente en opinión del Dr. en Psicología e Investigador Robert Hare, “…Los psicópatas no son sólo los fríos asesinos de las películas. Están en todas partes, viven entre nosotros y tienen formas mucho más sutiles de hacer daño que las meramente físicas. Los peores, dice, llevan ropa de marca y ocupan suntuosos despachos, en la política y las finanzas. La sociedad no les ve, o no quiere verles, y consiente…”

“…La política y el póker son dos ocupaciones cuyas reglas obligan a mentir y engañar. Si los políticos fueran sinceros no serían elegidos. Muchos son mentirosos a secas. No tienen forzosamente que ser psicópatas. Pero la política es un medio fantástico para que se desarrollen, el mejor ambiente, el ideal. Igual que los negocios, que cambian con mucha rapidez. Ahí los psicópatas se desenvuelven como pez en el agua…”

“…Es prácticamente imposible para la sociedad defenderse de eso. Porque son ellos los que, además, hacen las reglas, dictan los principios y gastan millones para explicar al mundo que lo que hacen es fantástico…”

     
    Después de observar y analizar las distintas investigaciones realizadas por varios expertos, como miembros de la sociedad, debemos preguntarnos si existe alguna alternativa o resguardo para no ser gobernados o mejor dicho “dominados” por psicópatas y, en tal sentido, sostengo que existe una luz de esperanza, pues, Robert Hare expresa que es “prácticamente imposible para la sociedad defenderse”,  o sea, no niega que pueda existir alguna posibilidad ya que no es lo mismo que decir que es absolutamente imposible para la sociedad defenderse.

          En un artículo anterior a éste, se fundamentó y explicó el por qué la política es una profesión. En base a ello, y sobre la afirmación de que la política es una profesión y el político un profesional de la política, creo absolutamente viable y exigible que, así como toda profesión requiere de ciertos requisitos básicos para ser practicada, la actividad política debe necesariamente ser regida por ciertos parámetros, es decir, un profesional gasista debe aprobar un curso y obtener la matricula para ejercer su profesión, lo mismo sucede con los médicos, abogados o arquitectos, solo por nombrar algunas profesiones. Desde ésta nueva perspectiva, el político antes de acceder a un cargo y cada cierto tiempo en ejercicio de sus funciones debería estar obligado a someterse a una evaluación psicológica debido a la magnitud de sus responsabilidades. Como sociedad debemos cuestionarnos por qué por ej. un policía debe pasar una prueba psicológica para saber si no es un peligro para la sociedad misma y a los políticos que tienen una responsabilidad mayor y de cuyas decisiones dependen no sólo el bienestar de cada ciudadano sino la vida misma (recordemos por ej. que la corrupción mata), no se le exige absolutamente nada.

     
    Sostengo que como sociedad debemos comenzar a pensar una manera diferente de hacer política, pero, no se puede pensar en una política distinta con los mismos políticos, la política puede y debe cambiar pero antes debemos asegurarnos de que para que eso ocurra no podemos estar sometidos por psicópatas.

          En nuestro país y en cualquier país del mundo, la sociedad no avanza ni evoluciona sin antes debatir y generar un consenso sobre ciertas políticas o puntos de coincidencias básicos pensados para los próximos cincuenta o cien años. Cuando eso no ocurre el resultado lógico es que termina sucediendo lo que sucede en Argentina y en muchos países del mundo y es que se termina en un laberinto del cual es virtualmente imposible salir.

          Ahora bien, prácticamente todos sabemos que el primer paso para que todo sea distinto y mejor, para que el país se desarrolle y pueda concretarse la idea del  bien común, lo que se debe concretar es una “Concertación Nacional”, pero, si todos lo sabemos ¿cómo es que ello no sucede?. Pues bien, la respuesta es mucho más simple de lo que imaginamos; no es posible que pueda haber una “Concertación Nacional” sencillamente porque la mayoría de nuestros políticos son “psicópatas” y como ya se mencionó uno de los rasgos característicos de un psicópata es el “egoísmo” además de conductas antisociales,  incapacidad para sentir remordimientos, mentir casi de forma constante y por supuesto, incapacidad para amar, es decir, si pretendemos que este tipo de personas piensen en el Bien Común o la grandeza de la patria, llegará el tiempo en que el sol se congele y pierda su luz y nuestro país continuará en caída libre hacia el abismo.

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