Entre los errores de
Maquiavelo, según explica Pablo da Silveira en su libro Política y Tiempo, podemos
mencionar el de sostener que en los conflictos políticos uno sólo puede ganar
lo que otro pierda, es decir, son lo que se suele llamar “juegos de suma cero”.
El padre de la ciencia política moderna no
concebía que se pudiera negociar o acordar, no pensaba en la negociación
cooperativa, donde por lo menos dos partes distintas puedan ganar. En los
tiempos actuales, la mayoría de los conflictos son de “suma positiva”.
Un ejemplo de esto son las
coaliciones, alianza de dos o más partidos políticos que se presentan a
elecciones y llegan a gobernar ciudades, provincias e incluso países. A nivel
histórico considero oportuno nombrar el caso de la Concertación chilena. La misma fue una coalición de partidos políticos de izquierda, centroizquierda y centro, que gobernó Chile desde 1990 hasta 2010.
Un ejemplo actual es lo que ocurre en Alemania, allí el Partido
Socialdemócrata y la Unión Demócrata Cristiana, con algunas variantes, gobiernan
Alemania, de la mano de la canciller Ángela Merkel (está en su cuarto mandato)
desde 2005.
En Argentina, se recuerda el caso de La Alianza, la cual fue una coalición política entre la Unión Cívica Radical y el Frente País Solidario, que gobernó el país entre 1999 y
2001. Dicho proyecto quedó trunco ya que el Presidente Fernando de la Rúa
renunció a su cargo.
En la actualidad, gobierna nuestro país Cambiemos, una alianza política integrada por la Coalición Cívica ARI, el PRO, la Unión Cívica Radical y otras fuerzas políticas.
Pensando a futuro, es probable que los principales partidos de España (PP:
Partido Popular y PSOE: Partido Socialista Obrero Español) deban realizar
alianzas con otros partidos para poder imponerse en las próximas elecciones.
Considero que las alianzas serán cada vez más comunes y numerosas. Es
innegable la gran fragmentación partidaria existente producto de la crisis de
representatividad. Por ende, serán más habituales las coaliciones, ya que los
partidos políticos deberán sumar a otros grupos partidarios para poder alcanzar
un apoyo electoral básico. También es comprensible pensar que, dentro de las
alianzas de partido, imponga condiciones el partido más fuerte electoralmente,
y esto suele variar de acuerdo al territorio de referencia que se analice.
Pero el gran desafío que queda por delante para las alianzas es ser
eficaces en sus gobiernos, demostrar que pueden gobernar correctamente,
respondiendo al bien común y no a intereses oscuros y mezquinos. Generando
oportunidades e impulsando modelos económicos que generen empleo, pues sino no
sirven, tal cual lo sostenía el economista John Maynard Keynes. Para que esto ocurra los políticos
deberían salir de la trampa de pensar a la política como un juego de suma cero
y pensarlo como de suma positiva.
“…Se puede engañar a parte del pueblo parte
del tiempo, pero no se puede engañar a todo el pueblo todo el tiempo…” Abraham Lincoln
Emilio Rodríguez
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