Quienes
manejan los medios de comunicación masivos (MCM), actúan bajo su aparente
neutralidad, como administradores de los agentes de dominación y sus mensajes y
sirven para la importación de ideas y pautas de valores que son funcionales a
los intereses de ciertos grupos de poder
del sistema. Al mismo tiempo los MCM
cumplen en nuestras sociedades una función desorganizadora y desmoralizadora de
las clases dominadas y buscan cohesionar a las masas entorno a las clases
dominantes y sus intereses. En términos de política nacional, quizás, podríamos
hablar de grupos de poder que ejercen su dominio sobre sociedad valiéndose de
los medios de comunicación masivos.
La vida política no puede escapar a esta ideologización, los medios
manipulan la información y la opinión pública de manera tan eficaz que hay
momentos en que parece que se estuvieran cumpliendo las profecías de Orwell en
su libro “1984” escrito en la década
del `40; en aquel libro de ciencia-ficción, se anunciaba la posibilidad de que
un partido que trabaja para la defensa y el crecimiento del capitalismo fuera
llamado “Socialista”; un gobierno despótico, “Democrático”, una elección
dirigida, “Libre” y un dictador, “Hermano Mayor”.
Sería importante analizar los factores políticos que hay detrás del
formidable despliegue de los medios masivos de comunicación. En este sentido es
relevante mencionar a Zbigniew Brzezinski; quien fuera uno de los ideólogos de
la administración Carter y presidente del consejo de seguridad de los Estados
Unidos de Norteamérica en 1971. Brzezinski, estampó la idea de la revolución
tecnocrática, que la definió de esta manera: “Aquella sociedad cuya forma está determinada en los planos cultural,
Psicológico, social y económico, por la influencia de la tecnología y la
electrónica, sobre todo en el dominio de las computadoras y de las
comunicaciones”.
De acuerdo a esta definición, se puede afirmar que los Estados Unidos de
Norteamérica es el principal propagador de la revolución tecnotrónica.
Brzezinski acompañaba esta afirmación con abundantes estadísticas, entre las
cuales se destacan éstas cifras correspondientes a la década del `70: El 65%
del total de las comunicaciones mundiales procede de los Estados Unidos,
mientras que posee del 60% al 70% del mercado de las exportaciones de
información por computadoras y tenía casi el monopolio de la información
científica y técnica. Alentado por los datos estadísticos, Brzezinski vislumbró
un futuro en el que los estudiantes de las universidades Norteamericanas y los
de alguna otra universidad del mundo (Ej. los de Teherán), escucharían
simultáneamente al mismo conferenciante. Lo curioso de ésta suerte de
predicción, es que en las universidades de Teherán comenzaba a gestarse la
Revolución Iraní, que haría desplomar poco después una de las piezas del
mecanismo universal de poder de los Estados Unidos de Norteamérica.
Podemos encontrar en las últimas décadas más ejemplos que se suman al de
la Revolución Iraní. Esas contradicciones propias del universo del poder, están
demostrando que lo fundamental en el uso de las comunicaciones, tal como están
siendo manipuladas, es que conducen a un solo propósito. Las tecnologías
contemporáneas de transmisión de cultura y de información deben su existencia a
la alianza de las grandes empresas industriales y el aparato militar. La
electrónica, las computadoras, los satélites, etc., provienen de esa asociación
que se materializó después de la Segunda Guerra Mundial en un tipo de Estado
que hasta aquel entonces desconocíamos y que se llamó Estado de Seguridad
Nacional.
El Estado de Seguridad Nacional, con todas sus aberraciones y con todos
los sufrimientos que arrojó sobre la sociedad civil, fue la culminación
jurídico-política de un formidable engranaje de dominación, donde los MCM no
hacen más que cumplir una función subordinada. En aquel entonces las dictaduras
Latinoamericanas y en la actualidad muchos gobiernos, buscaron y buscan
respectivamente en los medios de comunicación masivos una especie de “intelectual orgánico” para poder
legitimar su poder y alcanzar el consenso que perdieron hace mucho tiempo en el
seno de la sociedad.
Los MCM, han llegado a adquirir tanta importancia en razón del interés
político que representan para los gobiernos que han perdido todas las formas de
comunicación con el pueblo. En la ausencia del dialogo necesario entre
gobernantes y gobernados, para que un régimen adquiera estabilidad y genere su
permanente evolución, se busca la subordinación de los MCM a los fines de la
dominación autoritaria para que sus mensajes ocupen el espacio creado por
aquella ausencia.
En realidad, la manipulación de la opinión pública
o si se prefiere la manipulación de las masas, no es algo nuevo, ha sido
llevada a la práctica en numerosas ocasiones y continua en la actualidad.
Muchos intelectuales se han ocupado de analizar el impacto que tienen no solo
los medios de comunicación masivos, sino, también, como desde la política se
manipula a través de los mensajes y gestos al grueso de la sociedad.
Los peligros de la manipulación que ejercen
los medios de comunicación, sumado a las técnicas de dominación de las masas
por parte de ciertos grupos de poder, dejan expuestos los peligros y amenazas a
las que están sometidas las sociedades.
En nuestro país, por desgracia la
manipulación ha sido tan grosera y evidente que por lo general pasa
desapercibida a la vista de la sociedad. Para ejemplificar lo que describimos,
analizaremos lo que sucedió con el “dólar”
en la presidencia que Cristina Kirchner y lo que sucede en la presidencia de
Mauricio Macri. El punto aquí no es discutir otros aspectos, sino, solo
enfocarnos en cómo se manipula la opinión pública con un ejemplo concreto.
Durante prácticamente todo el periodo en que
C. Kirchner estuvo como presidente de la nación, uno de los temas de mayor
impacto social fue la devaluación del “peso”
frente a la divisa norteamericana. Incluso desde los medios de comunicación se
planteaba una atmosfera de tragedia con tintes apocalípticos si el dólar no
lograba “controlarse”.
El temor instalado de una devaluación estuvo
presente en el seno de la sociedad como la espada de Damocles, a tal punto que
surgió el denominado “dólar blue”
frente al dólar oficial. Durante todo ese tiempo, la sociedad era atormentada
con el colapso total producto de la devaluación, sabiendo que frente a toda devaluación de la moneda las clases más
perjudicadas son la clase media y la clase obrera. Si se recuerda, el tema
estaba instalado en todos los medios de comunicación.
Finalmente, llegó la era Macri y,
sorpresivamente, una de sus primeras acciones fue una fuerte devaluación,
justamente algo que la sociedad temía, lo termina ejecutando quien ganó las
elecciones. Lo que debe observarse es que desde los medios de comunicación no
sólo se minimizó dicha política, sino que desde ese momento sectores de la
economía y a través de los medios de comunicación se insisten en que es necesaria
una devaluación aun más fuerte.
Ahora bien, sin ahondar en el tema, hay que
decir que cualquiera que tenga una mínima idea del funcionamiento de la
economía, sabe perfectamente que la falta de competitividad de la industria
nacional no tiene que ver con el tipo de cambio, sino, con la nefasta política
impositiva pero nadie plantea en forma seria una reforma impositiva por una
razón muy simple y es que a lo sectores que concentran la riqueza les conviene
siempre una devaluación ya que es la manera más fácil de seguir acumulando
riquezas a costa del esfuerzo de toda la sociedad. Napoleón dijo: “…Hay
una sola figura en retórica que tiene verdadera importancia: la repetición. La
cosa afirmada se fija por repetición en la mente de tal manera que al final es
aceptada como si fuese una verdad demostrada…”
La manipulación de la opinión pública se da
en diferentes áreas y de manera casi permanente, la cuestión del “dólar” es simplemente un claro ejemplo
de ello.
El filósofo y lingüista Noam Chomsky
describió las estrategias que desde el poder se utilizan para manipular a la
sociedad, entre ellas podemos mencionar las siguientes:
La Estrategia
de la Distracción: El elemento primordial del control social es la
estrategia de la distracción que consiste en desviar la atención del público de
los problemas importantes y de los cambios decididos por las elites políticas y
económicas. Básicamente mantener la atención del público distraída, lejos de
los verdaderos problemas sociales, cautivada por temas sin importancia real.
Crear Problemas y después ofrecer Soluciones: Se crea un problema, una “situación” prevista para causar cierta
reacción en el público, a fin de que éste sea el mandante de las medidas que se
desea hacer aceptar.
La Estrategia de la Gradualidad: Para hacer que se acepte una medida inaceptable, basta aplicarla
gradualmente, a cuentagotas, por años consecutivos. Ej.: si ciertos sectores
quieren una devaluación, se hace de manera gradual a lo largo de los meses, si
se pretende que la gente pague %200 o %300 más de impuestos, simple, se hace de
manera gradual a lo largo del tiempo.
La Estrategia de Diferir: Otra manera de hacer aceptar una decisión impopular es la de presentarla
como “dolorosa y necesaria”, obteniendo la aceptación pública, en el
momento, para una aplicación futura. Es más fácil aceptar un sacrificio futuro
que un sacrificio inmediato. Esto da más tiempo a la sociedad para
acostumbrarse a la idea del cambio y de aceptarlo con resignación cuando llegue
el momento.
Dirigirse a la Sociedad como Criaturas
de poca Edad: Cuanto más se intente buscar engañar al espectador,
más se tiende a adoptar un tono infantilizante. ¿Por qué?. Si uno se dirige a
una persona como si ella tuviese la edad de 12 años o menos, entonces, en razón
de la sugestionabilidad, ella tenderá, con cierta probabilidad, a una respuesta
o reacción también desprovista de un sentido crítico como la de una persona de
12 años o menos de edad.
Utilizar el Aspecto Emocional Más que
la Reflexión: Hacer uso del aspecto emocional es una técnica
clásica para causar un corto circuito en el análisis racional, y finalmente al
sentido crítico de los individuos. Por otra parte, la utilización del registro
emocional permite abrir la puerta de acceso al inconsciente para implantar o
injertar ideas, deseos, miedos y temores, compulsiones, o inducir
comportamientos.
Mantener a las Personas en la
Ignorancia y la Mediocridad: Hacer que las
personas sean incapaces de comprender las tecnologías y los métodos utilizados
para su control y su esclavitud. La calidad de la educación dada a las clases
sociales inferiores debe ser la más pobre y mediocre posible, de forma que la
distancia de la ignorancia que planea entre las clases inferiores y las clases
sociales superiores sean y permanezcan imposibles de alcanzar para las clases
inferiores.
Estimular a la Población a ser
Complacientes con la Mediocridad: Promover a la
población a creer que es moda o normal el hecho de ser estúpido, vulgar e
inculto.
Reforzar la Autoculpabilidad: Hacer creer al individuo que es solamente él el culpable por su propia
desgracia, por causa de la insuficiencia de su inteligencia, de sus
capacidades, o de sus esfuerzos. Así, en lugar de rebelarse contra el sistema, el
individuo se autodesvalida y se culpa, lo que genera un estado depresivo, uno
de cuyos efectos es la inhibición de su acción.
Conocer a los Individuos mejor de lo
que ellos mismos se conocen: Gracias a la
biología, la neurobiología y la psicología aplicada, el “sistema” ha
disfrutado de un conocimiento avanzado del ser humano, tanto de forma física
como psicológicamente. El sistema ha conseguido conocer mejor al individuo
común de lo que él se conoce a sí mismo. Esto significa que, en la mayoría de
los casos, el sistema ejerce un control mayor y un gran poder sobre los
individuos, mayor que el de los individuos sobre sí mismos.
En definitiva, si
alguien cree que todo lo que sucede es pura coincidencia o producto del azar,
es que el gobierno y los grupos de poder están ejecutando a la perfección su
estrategia de manera que nadie tenga sospecha de la manipulación a la que son
sometidos.
“…La
manipulación consciente e inteligente de los hábitos y opiniones organizados de
las masas es un elemento de importancia en la sociedad democrática. Quienes
manipulan este mecanismo oculto de la sociedad constituyen el gobierno
invisible que detenta el verdadero poder que rige el destino de nuestro país…” Edward Bernays.
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