Después de escuchar y leer
comentarios despectivos sobre los inmigrantes, tanto a nivel nacional como
internacional, especialmente, los realizados por Donald Trump, flamante
presidente de EE.UU., me decidí a escribir este artículo.
Sobre esta cuestión, lo
primero que me parece oportuno hacer es recordar
las palabras de Arcadi
Oliveres. Es un economista español, reconocido activista
de Justicia i Pau, una
organización por la promoción y defensa de los derechos
humanos en todo el mundo. Tuve la fortuna de tenerlo como profesor
allá por agosto de 2002 en un Curso de Verano sobre Globalización y crisis en
América Latina y el Caribe. Dicho curso fue en la Universidad Internacional de
Andalucía (UNIA), en la Sede Iberoamericana Santa María de la Rábida.
Revisando apuntes y haciendo
memoria sobre sus ideas, las que más recuerdo son las siguientes:
-“Los
inmigrantes ayudan a pagar las pensiones, pagan a la seguridad social, usan
menos de ella y colaboran con la misma”.
-“Nadie
tiene derecho para firmar o crear leyes de extranjería, porque son injustas”.
-“El
primero sin papeles en la historia fue Cristóbal Colón”.
-“Entre
1850 y 1920, 50 millones de europeos se fueron de su continente para hacer la
América”.
Con respecto a esta última
frase, Oliveres nos decía en las clases, que muchos europeos tenían muy poca
memoria, cuestionaban a los inmigrantes
pero se olvidaban que sus antepasados tuvieron que buscar otras tierras. Resaltaba que Europa había generado olas inmigratorias y que si no
hubiera sido por América hubieran tenido quizás un final no tan feliz.
Los inmigrantes, ya sea en
España o en Argentina no le quitan el trabajo a los ciudadanos locales, por lo
general vienen a realizar trabajos que la mayoría de la población local no está
dispuesta a realizar, por las exigentes condiciones laborales, o porque prefiere esperar un
empleo distinto.
Y también ocurre que muchas
veces ese mismo inmigrante termina generando
trabajo a otras personas, como por ejemplo, sucedió con algunos
inmigrantes bolivianos, que vinieron
hace ya muchos años, trabajaron duro en áreas rurales y luego de varios años,
compraron quintas en el Gran Buenos Aires y generaron empleos en esas
extensas huertas.
Los bolivianos y paraguayos,
son muy cuestionados por algunos ciudadanos argentinos, por políticos, y medios
de comunicación. Que dicen de ellos: tienen la culpa de que no hay
trabajo, generan más inseguridad,
etc. Pero según el último censo del año
2010, el porcentaje de nacidos en países limítrofes que vive en Argentina es del 3,1 %. El
número refleja que se utiliza a la población extranjera como chivo expiatorio, ya que es muy poca. Habrá
algunos seguramente que aprovecharán estas tierras para delinquir, pero ahí lo
que correspondería hacer es que la policía y la justicia actúen correctamente. Para
profundizar esta veta, sugiero leer el libro Mitomanías argentinas de Alejandro
Grimson, especialmente, el capítulo Mitos racistas.
Sobre los bolivianos es muy interesante y
recomiendo leer el libro de Alieto Guadagni y Francisco Boero, “La educación
argentina en el siglo XXI”. Especialmente el capítulo sobre
la escuela secundaria, donde hace referencia a una investigación presentada en
el informe de Unicef, “Los estudiantes extranjeros”, elaborado por
Marcela Cerruti y Georgina Binstock, que analiza el comportamiento comparativo
de los adolescentes inmigrantes y los
argentinos en la escuela secundaria en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y el
conurbano bonaerense. Los datos que se citan en el libro son referidos a los
bolivianos y en todos los aspectos (desempeño en la escuela, entre otras
cuestiones) son mejores los hermanos del Altiplano comparados con los
argentinos. Para sumar a esta idea, les cuento que recuerdo el rendimiento
óptimo que tenían los compañeros de
Bolivia, en la Maestría en Ciencia Política Iberoamericana que realice en la
UNIA.
Oliveres nos afirmaba que muchas veces los políticos,
usan y utilizan este prejuicio instalado en la sociedad, (sabiendo
que no es cierto), para poder capitalizar más votos. Pero que después, una vez ya
en el poder, los mismos empresarios son los que presionan a los gobernantes para
que dejen entrar más inmigrantes.
Pero lo que más me llama
la atención, es escuchar o leer ideas negativas sobre los inmigrantes,
expresadas por personas cuyos apellidos develan un origen extranjero. No deja
de ser contradictorio y muestra como están instalados los prejuicios en la
sociedad y lo difícil que son erradicarlos. Ya lo decía Albert Einstein, "…Es más fácil desintegrar un átomo
que un prejuicio…".
Escrito por: Emilio Rodriguez Master en Ciencia Política
Escrito por: Emilio Rodriguez Master en Ciencia Política
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